Wednesday, June 08, 2005

N.1 SOBRE CARTAS

Cartas... Es bueno que alguien te escriba, saber que dedicaron su tiempo para enviarte unas palabras, incluso superando trabas como averiguar un còdigo postal (encima ahora incluye letras(?). Lamentablemente es una costumbre en desuso, como comer o trabajar. Se modificaron las costumbres, ya no se escriben lìneas, ahora se aspiran; no queda tiempo para escritos o agujeritos en braile. Si la lectura se perdió, ¿qué sentido tiene encontrar la escritura?
Complejo es el mundo de las cartas, poseedoras de secretos, misterios, sobre todo si lo que te mandan son anónimos. ¿Fueron las señales de humo el origen de las misivas? De acuerdo a investigaciones, se sabe que el primer telegrama fue producto de un mensajero epiléptico haciendo malabares con su manta y que los primeros carteros nacieron en época invernal, valiéndose del humo de sus propios alientos. ¿Y qué de las palomas mensajeras? Eso... ¿Y qué? ¿Quién está hablando de palomas?
Cada mañana al ver el sol, bah, también cuando llueve, es indistinto, espero esa carta que me haga desfallecer. Ok., lo logran los impuestos pero quisiera alcanzar esa sensación por medio de otra vía. Ni siquiera recibo mails... creo que ya es hora de abrir una casilla. Nunca una encomienda, un telegrama, aunque sea de despido, señal que trabajé. La verdad es que, como el coronel, no tengo quien me escriba... ni un llamado por teléfono (si persisto en no pagar mi deuda con Telefónica así me va a ir).
Para estar más cerca de las cartas, al no recibirlas me dediqué a repartirlas, trabajando de cartero. Distribuidor domiciliario según el recibo de sueldo (lo que me recuerda que hubo un tiempo en que recibí sueldo... ¡¡buahh!!). Bueh, sigamos. Para recibir propina comencé a utilizar mi técnica de mensaje cantado. Para ejecutarla debía abrir los sobres y enterarme del contenido. El ritmo del canto variaba según el tipo de noticias a informar. Claro que hacerlo evidenciaba haber violado la privacidad de la entrega. Quejas del destinatario que llevaban a días de suspensión y a abandonar mi estúpida técnica. ¿Y qué de las palomas mensajeras? ¡¡Ya dije que nada!! No insistan...
Los veranos eran insoportables tambaleándome bajo el chirriante sol, parecía el final de "Juan Moreira", de Favio. Y cuando llovía, como el lema de la empresa era que la entrega debía hacerse de cualquier forma, llegaban en cualquier forma y tamaño. Lo que originalmente era una encomienda simple o certificada, la lluvia convertía en algo semejante a un jeroglífico o careta de Alsogaray. Nuevas quejas y más suspensión. Hace dos años que dejé el empleo y creo que aún adeudo un mes de castigo.
Analizar una carta lleva a decubrir la personalidad del remitente. Quien comienza una esquela con "Querido/a XX" es alguien a quien no le importas, dice quererte pero desconoce tu sexo y nombre. "De mi mayor consideración". ¿Cómo evaluar el grado de consideración? "Me dirijo a Ud. atte.". No será con tanta atención, puesto que ni siquiera se tomó la molestia en escribir la palabra "atentamente", abreviándola para ganar tiempo y espacio. "Sin otro particular, saludo a Ud. atte.". ¿Y si hubiera otro particular? ¿También me saludaría atentamente? O "Mis más afectuosos saludos". Que yo sepa, todos los saludos son afectuosos, desconozco los agresivos. Ejemplo: "¡Oh, maldición! Hola ¡Te odio! Encantado. ¡Desgraciado! Adiós".
Y las que comienzan con un "No sé qué escribir", invariablemente son las más largas y tediosas; lo que siga a continuación será un sinfín de obviedades, lugares comunes, bla, bla, bla, y miles de puntos suspensivos y espacios en blanco.
Las que no entiendo son las cartas entre adolescentes, llenas de florcitas, monstruitos y corazoncitos. ¿o escribimos una carta o hacemos unos cómics? M' cacho...
Pero en definitiva, siempre es bueno escribir a alguien. Sabernos acompañados en el mundo, el hablar sin sonido y con errores ortográficos. Las palabras escritas en el papel perdurarán inalterables, con el mismo trazo ingenuo, la sintaxis magullada y sin correr peligro de que algún virus las haga desaparecer por el ciberespacio.
P.D.: Tu gato ha muerto.